Este proyecto nació de la idea de un grupo de amigos con las mentes muy perturbadas. Componemos historias encadenando nuestras aportaciones individuales por turnos. Hay libertad de expresión siempre que se mantenga algo de coherencia entre parte y parte. ¿Quieres participar con tu creatividad? Pues contacta. Saludos del equipo y esperamos os gusten nuestras perturbadas historias ;)
lunes, 30 de noviembre de 2009
Esto no es una historia de terror medieval (2) by yiyuuna seishin
- Déjate de canciones que sólo vas a conseguir que nos echen de otro poblado más- espetó Castañulfa que estaba sentada junto a Nonoramix. Su mirada inteligente y su apariencia desaliñada presentaban a una ladronzuela trotamundos sin hogar ni oficio concreto. Poseía instinto de supervivencia y nunca hablaba de su familia ni de su pasado, por lo que todos sospechaban que escondía algún que otro secreto...
Los cuatro amigos conversaban mientras la noche avanzaba y los habitantes del poblado se iban ordenadamente recogiendo en sus aposentos. La figura de una joven aldeana apareció de repente y se aproximó al grupo:
- Buenas noches, me llamo Victoria. Mi marido y yo nos preguntábamos si dispondríais de algún refugio para pasar la fría noche. Podemos ofreceros sitio en nuestro establo, aunque no tenemos mucha comida para compartir.
Todos se miraron sorprendidos ante tanta amabilidad y dudando de quién daría respuesta. Ruibardo casi que empezó a decir que sí con la cabeza y a recoger sus pocas pertenencias cuando Wolmer habló:
- Agradecemos vuestro amable gesto pero estamos acostumbrados a dormir a la intemperie, además somos ruidosos - esto lo dijo lanzando una mirada al trovador- y no queremos causar problemas.
Acabando esta frase Nonoramix aprovechó para masticar a escondidas otra seta rara...
- Muy bien como queráis si necesitáis cualquier cosa, nuestra casa es aquella- dijo señalando un punto con su mano que en la oscuridad no se distinguía para nada- que Dios os aguarde.
Castañulfa reprimió una risa ante la última frase y todos vieron cómo se alejaba la joven. Los lobos volvieron a aullar.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Esto no es una historia de terror medieval (1) - Wolo
Esto no es una historia de terror medieval.
Era una noche de luna llena, los lobos aullaban en el bosque, no lejos del poblado. Las hogueras todavía estaban encendidas, aunque comenzaban a disminuir su luz al no ser ya alimentadas. Al refugio del calor y la seguridad de la llama, se encontraban un grupo de viejos amigos, en su mayoría. Con los rostros algo cansados se resistían a dar fin a sus discusiones sobre la vida.
- Te lo juro, había mas de cien catapultas. - Dijo Wolmer hijo de Pacomer, descendiente de un linaje de jinetes de dragón, fue repudiado de la familia por no sacarse la licencia de dragón a la primera, aunque ahora tenía un dragón de segunda mano, llamado Balú, un poco estropeado fisicamente, al menos servía para volar o para algo parecido.
- Que no hombre, ya quisieras, en la vida vas a ver tanta catapulta junta, además no me creo que ese bicho sobrevolara nada. - Esto lo dijo Nonoramix, supuesto druida, solía elaborar pocimas con hierbas y setas que llevaba siempre encima, se supone que tenían algun efecto benefiocioso, pero lo único que había conseguido era perder trozos de barba, dandole un aspecto peculiar.
- Que no dices...
- Tiii tiii tii ti ti - los interrumpió un tipo que llegaba andando con andares de Chaplin mientras chasqueaba los dedos - ¿una cancioncilla? que esto que hablais es basura. -Se llamaba Ruibardo, trovador frustrado, siempre había querido una mandolina, pero lo único que había conseguidoera un uquelele. Su pasado estaba manchado por un asunto de plagio de serenatas con un tal Miguelangelo Bosé, por lo que decidió salir a recurperar su honor buscando aventuras que relatar. Por ahora solo había conseguido una pedrada en un experimento sociológico de la cuarta acompañante, Castañulfa.
PD: El primer parrafo es obra de yiyuuna
Misha en stand by
Hasta pronto.
lunes, 9 de noviembre de 2009
Misha 11 (clairvoyager)
El singular grupo que ahora mantenía a Misha cautiva en la cabaña en medio de la nada era singular. Había dos hombres, uno joven, con barba y gorro azul, con cara de pocos amigos, y otro mayor que era el que se había dirigido a ella hasta el momento, con gafas de cocha y cara redonda y colorada. El trío lo completaba una mujer con cara alargada y ojos negros penetrantes.
La cabaña era muy pequeña, solo una habitación con una mesa redonda de madera en el centro con 4 sillas, una chimenea al fondo, un fregadero con un mueble bajo a un lado, y una pila de mantas y esterillas al otro lado. Una ventana a cada lado de la casa y una alfombrilla bajo la mesa completaban el panorama.
Una vez que estuvieron los cuatro en el interior de la cabaña y la puerta cerrada, el hombre que parecía el líder invitó a Misha con un gesto a tomar asiento junto a la mesita. Él se sentó también. El hombre joven permació de pie y miraba nerviosamente por la ventana, mientras que la mujer permació de pie en medio de la habitación.
-
Vamos Natasha, ofrécele algo de comer a nuestra invitada - dijo el hombre de la cara redonda sonriendo a Misha.
La mujer emitió un gruñido de reprobación ante la orden del jefe y se volvió hacia el armario bajo el fregadero buscando en su interior.
Debes disculpar sus modales, no está acostumbrada a tratar con gente distinguida como usted señora Bernard – dijo el hombre de la cara redonda con una sonrisa de oreja a oreja.
Tendió la mano a Misha y dijo con voz suave:
- Mi nombre es Noah y necesitamos su ayuda.
A Misha le pareció mala señal que fuera conociendo sus nombres, quizás no pensaban dejarla con vida. Pero, ¿y si eran amigos despues de todo? ¿Por qué necesitaban su ayuda? ¿Qué podía tener ella que ellos quisieran? ¿Tenía esto que ver con la desaparición de Eric? Por el momento, decidió que lo mejor era guardar silencio y esperar. Asintió con la cabeza al hombre de las gafas de concha pero no tomó su mano. Noah recogió la mano sin flaquear en su sonrisa, si bien con un cierto cambio en el brillo de sus ojos.
Mientras tanto, Natasha colocó, o más bien dejó caer sobre la mesa, delante de Misha, un hatillo de tela blanca, una botella de líquido blanco en un vídrio transparente y un vaso de cristal turbio. A continuación tomó asiento al lado de Misha, a horcajadas sobre una de las sillas con el respaldo junto al pecho. Miraba a Misha con la cara doblada y el gesto serio. Misha rehusó el contacto ocular y prestó atención al contenido que había puesto sobre la mesa.
Estaba ciertamente hambrienta. Abrió el hatillo de tela, que contenía un trozo de pan seco, pero en buen estado. Examinó por un momento la botella y determinó que debía ser vodka. Arrancó un pellizco de pan y se lo metió en la boca. Seguidamente bebió un buche de la botella, apartando el vaso a un lado.
Vamos, ponle la cinta – apremió el joven junto a la ventana.
Sí, será mejor que vayamos al grano - dijo Noah.
Acto seguido sacó una grabadora de casete de una bolsa que llevaba y la colocó con cuidado encima de la mesa. A continuación presionó el botón con la inscripción en verde de “PLAY”.
A Misha por poco se le cae el mendrugo de pan de la boca cuando oyó la voz de Eric.
Hola cariño – hubo una pausa. De fondo se escuchó el sonido de una sirena y como el rumor de un tumulto no lejos del lugar de la grabación. A continuación, un profundo suspiro.
Si escuchas esto es que me han atrapado y probablemente estoy muerto – continuó la voz. Ante todo perdona por lo que te he hecho pasar estos últimos meses o incluso años. Me he metido en algo donde no debía meterme y... - la voz pausó unos segundos- … me he visto sobrepasado. Bueno, nunca se me han dado bien las despedidas así que iré directamente al asunto. Estás en peligro. Yuri debería hacerte llegar esta cinta. Tienes que salir de Rusia, buscar un sitio donde no te encuentren, no sé, Ecuador o Sudáfrica. No será fácil pero tienes que ser valiente. Verás, todo empezó en la reunión en el hotel Wacheng Huafu hace un par de años. Allí conocí a ...
Luego el sonido se volvió ininteligible. Eric seguía hablando pero sus palabras no eran distinguibles. El sonido del tumulto de fondo era demasiado alto de pronto como para distinguir nada. Luego, se escucharon disparos y la cinta cesó. Durante unos segundos, solo el sonido de la cinta en blanco rodando sobre el casete flotaba en el ambiente. Luego el jefe del trío captor presionó el rojo botón de “STOP”.
¿Dónde estaba Eric cuando grabó esa cinta? ¿Cuál es el contenido que falta? - Misha rompió el silencio con desesperación, los músculos de su cuello tensos y los ojos muy abiertos.
- Bueno, señora Bernard, esperábamos que usted pudiera decírnoslo - dijo el hombre de las gafas de concha.
- Mierda, nos han descubierto, hay que largarse de aquí – dijo el hombre joven desde la ventana.
domingo, 8 de noviembre de 2009
Misha 10 (Edeldir)
(Musica de fondo)
- La teneis?
- Si señor. Nuestro contacto nos informan de que han conseguido sacarla del Psiquiatrico.
- Ese estupido de Eric casi lo echa todo a perder. Hay que eliminarla.
- Pero señor, es muy posible que consigamos dar con Eric si sabe que la tenemos.
- Es muy peligroso. El acercamiento de nuestro gobierno con Washington hace que se vea mas cerca el fin del enfrentamiento, y en estos momentos no nos conviene. Eric puede equilibrar las cosas, pero ese maldito cobarde se ha echado atrás en el último momento. Parece que no ha aprendido nada de nosotros.
- Entonces la eliminamos sin mas señor?
- Filtrad que la tenemos y esperad dos dias. Si Eric sigue sin dar señales de vida acabad con ella. Se sabe algo de Yuri?
- Ha cumplido perfectamente su papel Señor. Nos la ha puesto en bandeja a pesar de su reticencia al principio.
- Aún así, trabajaba muy cerca de Eric y ha flaqueado. No tengo clara su lealtad al partido. Seguiremos usándolo mientras te instalas. Trabajarás como próximo enlace Sasha. Cuando llegues allí encargate de él.
- Si señor.
Sasha salió de la habitación con una sensación de victoria. Por fin tenía una oportunidad de resarcirse. No perdonaría los desplantes de Yuri cuando él era solo un principiante, dejandolo en ridículo. Yuri esta vez no se saldría con la suya.
Misha 9 (yiyuuna seishin)
"Somos actores que entran en el escenario sin tener ningún papel estudiado de antemano, ningún cuaderno con el argumento, ningún apuntador que nos pueda susurrar al oído lo que debemos hacer. Tenemos que elegir por nuestra cuenta cómo queremos vivir" Sartre
viernes, 6 de noviembre de 2009
Misha 8 (Carmen)
Unos pasos pesados detrás de ella le llevaron a intentar ocultar su reciente hallazgo, pero un golpe seco en la nuca hizo que se desplomara mientras dejaba caer la fotografía de su marido.
Un fuerte dolor que la recorría desde los riñones hasta la base de la cabeza le impidió moverse y huir tal y como su primer impulso le dictaba. Forzada a permanecer tumbada, al menos por el momento, poco a poco fue desenredando los pensamientos que se empeñaban en asaltar su mente una y otra vez de manera desordenada. Decidió analizar su situación (y en ese momento se dió cuenta de cuánto tiempo llevaba sin poder analizar nada a fondo). Zarandeada de forma brutal en una especie de habitación oscura de metal, supuso que se hallaba en el interior de algún tipo de camión. Pasada la primera sensación de negrura total, se percató de que por una estrecha rendija se colaba un ligero rayo de luz, azul como el hielo. Gracias a eso pudo ver que se hallaba rodeada de unos extraños bultos informes y oscuros. Ignorando los latigazos de dolor que le cortaron la respiración cuando se incorporó, se fue acercando lentamente a uno de esos objetos - «¡Tela! Aquí hay algo más...» - torpemente, iba palpando el tejido - «una especie de parche...tiene una forma extraña...parece una estrella...¡son uniformes! Uniformes de seguridad, ¡ja!». Se sorprendió a sí misma recuperando el sarcasmo que tanto irritaba a Eric cuando ella fingía inocencia ante sus misteriosas idas y venidas. Sí, ahora lo recordaba. Las drogas del estúpido psiquiátrico casi le hacen perder la memoria, pero en ese momento comenzó a recordar su auténtica vida conyugal. Si bien de puertas para afuera ellos eran un matrimonio ejemplar, la realidad en la intimidad era bien diferente. No es que ella no le quisiera, pero el secretismo que rodeaba cada vez más sus misiones fue despertando poco a poco una gran inquietud en ella, lo que motivó cierto distanciamiento entre ambos. Un mar de dudas ahogaba sus pensamientos. ¿Desapareció Eric porque temía que le hiciera preguntas que le obligarían a mentir? ¿Lo hizo para protegerla? En ese caso, se habría marchado por su propia voluntad...
Un frenazo en seco la estrelló contra una de las paredes del camión y cortó radicalmente el hilo de sus pensamientos. Fue consciente de nuevo de su situación y se sintió como un animalillo abandonado y apaleado. Tiritando, convulsionándose por el dolor, por el frío, por el odio, tan sólo podía agazaparse en un rincón mientras oía pasos sobre nieve, golpes de puertas cerrándose, palabras de tono soez que era incapaz de entender y, finalmente, el chasquido de un pestillo y el chirrido de unas puertas que se abrían para dejar paso a una lechosa claridad que la cegó por unos instantes.
jueves, 5 de noviembre de 2009
Misha 7 (por Torrance)
Mientras trataba de asimilar qué diablos era lo que había ocurrido, vio como su compañero de habitación saltaba entre los escombros y se abría paso entre los hierros retorcidos del camión. Le vio correr, tratando penosamente de arrastrar sus más de cien kilos, hacia el trozo de valla derribado. Vio como uno de los guardias de seguridad, un joven alto y fuerte como una secuoya, arrancaba a perseguirle mientras le preguntaba que dónde coño creía que iba. Vio como su compañero, un tipo enjuto de piel desolada y mirada despiadada, sacaba su arma reglamentaria, la besaba con mimo (sentía mucho más amor por su arma que por cualquier otra cosa en el mundo, incluida su mujer, sus hijos y su madre) y le susurraba algo que Misha no pudo entender. Le vio apuntar al blanco perfecto en que se había convertido el sujeto gordo que corría jadeante (ya apenas podía respirar).
Le vio disparar (años más tarde, Misha seguiría recordando con asombrosa claridad el seco sonido del percutor que pudo oír justo antes del estruendo del disparo).
Vio caer pesadamente el cuerpo de su compañero de habitación mientras pensaba que, después de tantos días, ni siquiera sabía su nombre. A partir de ahí, todo se aceleró y se hizo confuso. Había gente por todos lados. Algunos enfermos salieron del edificio y corrían de un lado para otro, como niños en un patio de colegio. Los médicos y las enfermeras trataban de poner orden mientras los guardias de seguridad calentaban sus porras. En medio del caos, Misha se dejó caer en el suelo, aturdida. Giró la cabeza a un lado y a otro tratando de encontrar algo que le confirmara que lo que estaba viviendo no era un sueño. En la habitación de al lado, enterrada entre los restos del muro exterior del edificio, distinguió una pequeña caja de madera, una de esas cajas de puros americanos con los que se solía traficar en el mercado negro.
-Esa caja debía de estar oculta en algún escondrijo de la pared -pensó mientras se incorporaba.
Limpió con cuidado la arena que recubría la tapa (descubrió que los puros eran nicaragüenses) y abrió la caja. En su interior, una pequeña y desgastada libreta de notas, algunos papeles doblados, un lápiz que necesitaba ser afilado y una foto donde podían verse tres hombres sentados en lo que parecía la mesa de un café. Necesitó unos segundos para reconocer a uno de ellos, el único que no sonreía. Bajo un sobrero gardeliano de color gris oscuro y un frondoso bigote que le cubría el labio superior, el rostro seco de Eric.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Misha 6 (Wolo)
Se escuchó un estruendo, un sonido agudo continuo como de una bocina y la caída de algo metálico, abrió los ojos y vio como un camión se acercaba a gran velocidad hacia la ventana. No supo que hacer, así que se agachó instintivamente para no verlo venir. El camión deslizó por el césped hasta chocar bruscamente de lado contra la pared echando abajo parte de ella, dejando casualmente la ventana intacta, excepto por los cristales quebrados por el golpe.
Misha se levantó y observó la situación, un camión volcado echando humo, que para su sorpresa no tenía conductor, una habitación sin pared y una valla caída. El compañero de la habitación contigua, que había sufrido la misma suerte le habló.
- ¿Parece que es la hora de irse no?