Misha se sentía atrapada en aquel sitio. Aquel último año había sido de los peores de su vida y estaba deseando que finalizara. En su cabeza se acumulaban multitud de preguntas sin respuesta, y ahora más que nunca, se sentía sóla. ¿Por qué le había pasado todo aquello?¿Por qué le habían arrebatado a Eric?¿Por qué?¿Y dónde estaba Yuri ahora que más necesitaba a su mejor amigo? Dentro del asilo era imposible pensar, razonar y escapar de los continuos gruñidos extraños, enajenadas voces y desvaríos de los otros pacientes. Además la medicación que recibía era lo bastante fuerte para tumbar a un caballo (o dos), así que tampoco la ayudaba. Volvió a mirar la bala en su mano izquierda, volvió a sentir la impotencia que la había arrastrado hacia ese inmundo lugar. Tenía que controlar sus emociones y recuperar la suficiente cordura para escapar de allí.Quedaba mucho por hacer para encontrar las respuestas que buscaba. Lo primero sería convencer al doctor Zoiburk (o era Zoiber?, nunca lograba recordar bien su nombre pero sí podía reproducir mentalmente a la perfección esa cara enrojecida, esos ojos hundidos escondidos tras unas minúsculas gafas algo viejas, que le daban un aire un tanto ridículo pues se le escurrían continuamente de aquella pequeña nariz respingona y puntiaguda). Sí, tenía que hacerle ver al doctor que se había recuperado, que estaba sana, tan sana como para no tener que estar allí. De pronto sintió frío, dejó sus planes de huida por un momento para volver al presente y mirar por la ventana. Estaba nevando y la nieve había cubierto todo el patio de recreo, donde solían sacar a pasear a los pacientes de vez en cuando por la mañana. Recordó un día de invierno en el que ella y Eric estaban quitando nieve de la entrada de la casa y acabaron en una divertida batalla campal tirados por el suelo. Hizo un gesto de negación con la cabeza. No, tenía que recuperar e invertir sus energías en esclarecer aquel turbio asunto. Tenía que hacerlo por Eric, pero sobretodo por ella, porque ella merecía conocer la verdad. Era un poco tarde, pronto apagarían las luces para que todos fueran a dormir. "Mañana", pensó Misha. "Mañana veré al doctor y pronto... pronto saldré de aquí". Con una sonrisa llena de esperanza quedó su rostro antes de caer en un profundo y anestesiado sueño.
Este proyecto nació de la idea de un grupo de amigos con las mentes muy perturbadas. Componemos historias encadenando nuestras aportaciones individuales por turnos. Hay libertad de expresión siempre que se mantenga algo de coherencia entre parte y parte. ¿Quieres participar con tu creatividad? Pues contacta. Saludos del equipo y esperamos os gusten nuestras perturbadas historias ;)
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