Este proyecto nació de la idea de un grupo de amigos con las mentes muy perturbadas. Componemos historias encadenando nuestras aportaciones individuales por turnos. Hay libertad de expresión siempre que se mantenga algo de coherencia entre parte y parte. ¿Quieres participar con tu creatividad? Pues contacta. Saludos del equipo y esperamos os gusten nuestras perturbadas historias ;)

domingo, 1 de noviembre de 2009

Misha 3

A la mañana siguiente comenzó para Misha la misma rutina de todos los días. Se escuchó la voz del personal del asilo a las 7:30 de la mañana despertando a los internos. El ala de habitaciones de Misha tenía hoy como cada Jueves a de encargado a Igor. Igor era la única persona de todo el asilo con la cúal había entablado cierto contacto Misha. Igor, un hombre fornido de poco más de 30 años, era muy reservado y aparentaba ser muy duro, pero tenía una sensibilidad fuera de lo normal que llamó la poca atención que pudiera tener Misha. Era muy atento con ella, y cuando Igor veía la ocasión, hablaba y charlaba con Misha de temas banales que la hacian sentirse viva, aunque muchas veces fuera un monólogo más que una conversación, pues solía estar con demasiada frecuencia tan sedada que no era ni capaz de mantener la saliva dentro de la boca.

Una vez en pie, Igor acompañó a los internos al salón central,  donde formaban una fila con los internados de todo el asilo para que la enfermera les fuera dando las pastillas a cada uno, las cuales eran casi siempre las mismas para todos, cambiando solo la dosis si el individuo tenía un carácter más agresivo de lo normal, o si simplemente asi le parecía a la enfermera. La fila avanzaba con rapidez, y pronto sería el turno de Misha. Necesitaba estar lúcida para poder pensar con claridad y salir de aquel lugar. Sin embargo la enfermera no tenía intención de dejar que los internos tuvieran libre albedrío, y comprobaba uno a uno que tragaban las pastillas colocándo su mano en la garganta de cada interno para asegurarse que tragaban la pastilla. Misha estaba inquieta, e Ior pudo percatarse de tal hecho mirándola con una cara extraña. Ya solo quedaban dos y sería el turno de Misha, tenía que pensar en algo rápido...

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